Que los sueños de los chicos sean más que “ir a Bariloche”
Con el lema: “Promover a la Persona Humana, educando en el servicio”, se realizó en la diócesis de Lomas de Zamora un nuevo Congreso de Educación; el obispo diocesano, monseñor Jorge Lugones SJ, presidió la misa de inicio de la jornada.
- 06 Septiembre 2022
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Con el lema: “Promover a la Persona Humana, educando en el servicio”, se realizó en la diócesis de Lomas de Zamora un nuevo Congreso de Educación; el obispo diocesano, monseñor Jorge Lugones SJ, presidió la misa de inicio de la jornada.
Convocados por la Junta Regional de Educación Católica (JUREC), representantes legales (RL), directivos y docentes participaron del encuentro, el último sábado, en el colegio San José (Burzaco).
En su homilía, el obispo habló de la “competencia” que suele darse entre los directivos de los colegios católicos, “no creernos más que los demás, reconocer el potencial que tienen los que formamos y el que tiene uno”, dijo, y pidió “que la Virgen consuele a nuestra Patria en momentos difíciles”, en relación al contexto de conmoción por el atentado a la Vicepresidenta de la Nación.
A partir del evangelio de la semilla leído en la misa, “que tiene tanta vitalidad interior pero aparenta tan poco”, monseñor Lugones dijo que es “una linda comparación para cuando nosotros competimos como docentes, directivos, RL, entre nosotros, porque vemos la apariencia que el otro no demuestra tanto, pero la riqueza está dentro”.
Y amplió: “Nuestros colegios son espacios, experiencias de salvación comunitaria, como dice el papa Francisco en Laudato Si, y qué importante que nos sintamos así, únicos; cada uno de ustedes es único en lo que hace, pero sí trabajando en cuerpo, y para trabajar en cuerpo, hay que reconocer al otro, sus capacidades”.
“San Pablo decía que somos distintos pero formamos un cuerpo, por eso, que ninguno se crea más que otro, la semilla es pareja, sin embargo, después el fruto es distinto”. Los que, por ejemplo, estudiaron o se licenciaron con un Magister, expresó, “pero no porque sepas más, somos santos, y no porque tengas más ciencia, tenes más discernimiento. Entonces no podemos despreciar lo que el otro no puede aportar”.
Sobre los procesos y frutos que se esperan en una comunidad educativa, sostuvo: “El fruto no es mágico, hay que trabajar la tierra del corazón”. Qué frutos: “De la paciencia, el juntarnos, porque la siembra no la hace uno solo, sino con muchos, con varios y, además, hay que dar tiempo. Dar tiempo a todos los que formamos, que pueden ser colegas, y que a veces llegan jóvenes”.
También, preguntó si “nos damos un tiempo para la Palabra, los que somos formadores, porque estamos en colegios católicos, es decir, que llevamos un mensaje de salvación, donde el Salvador es Jesús”.
“Nuestros jóvenes necesitan mucho acompañamiento y no apresurarnos por pensar qué saben sino qué es lo que desean y cómo podemos ayudarlos a que tengan sueños. Hoy hay adolescentes que no tienen sueños, o son cortitos, como ir a Bariloche”, indicó, “para eso estamos nosotros, los que formamos, para animar, acompañar, para despertar el bagaje de la semilla, esta grandeza que Dios ha puesto en la semilla. La potencia, el valor de la semilla ya la puso el Señor, nosotros acompañamos”.
“Si solo somos cosechadores, entonces estamos nosotros primero; si nos sentimos semilla, entonces el Señor está primero, que tiene que obrar tantas cosas antes que el fruto o la planta aparezca”.
Pidió, por último, “que la Virgen consuele a nuestra Patria en momentos difíciles, ante una sociedad crispada, dividida, y nosotros como formadores tenemos que animarnos a ayudar a trabajar por esta unión de los ánimos, que no es fácil, para que pueda haber concordia, dialogo, encuentro y, como diría el papa Francisco, amistad social”.
A su turno, el Dr. Ignacio Leonetti, director de la JUREC, manifestó que “luego del aislamiento, muchos son los desafíos que se nos presentan en la escuela, y todos ellos tienen un denominador común, la necesidad de sostenernos entre todos, precisamente como comunidad”.
“Más que nunca urge revitalizar, actualizar en nuestras instituciones el ideario que anima la escuela católica”, aseveró.
“El rostro de la persona humana es el que me interpela como educador” y “una enseñanza que hemos recibido, que viene de tiempos inmemoriales es que la educación solo puede ser protagonizada en comunidad para lograr los mejores frutos”, fueron otros de los conceptos del profesor Leonetti, quien además hizo mención al “Pacto global educativo” y el “Pacto educativo argentino” que propusieron el Papa y los obispos a fin de “revitalizar los vínculos y la educación en pos de un nuevo humanismo”.
En este sentido, cabe recordar que entre octubre de 2022 y mayo de 2023 se desarrollará el diálogo hacia el Pacto Educativo Argentino, la iniciativa que tiene por objetivo “brindar el espacio para la discusión de las políticas educativas del futuro”.
La Comisión Episcopal de Educación, que promueve la misma, aseguró que “de la reflexión surgirán las propuestas que serán presentadas a funcionarios y representantes de todo el arco político y en particular a los candidatos a ocupar la primera magistratura en 2023 -poderes ejecutivo y legislativo-, como un aporte al compromiso de llevar adelante”.
Abierto a padres, docentes, académicos y toda persona dedicada a la educación, quienes quieran sumar su aporte al Pacto Educativo pueden completar los siguientes datos aquí.
“La educación vital como desafío de la escuela católica”, a cargo del profesor Martín Susnik, y “Educar con la cabeza, el corazón y las manos” con la Magister Gabriela Di Lascio del Centro Latinoamericano de Aprendizaje y Servicio Solidario, fueron los ejes de las dos exposiciones de la mañana. Al final del VI° Congreso, se hizo una nueva entrega de la Distinción “Nuestra Señora de la Paz” a los docentes “por su trayectoria en las escuelas del Obispado”.-
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