Celebró la diócesis el “Día de la vida consagrada” y las Bodas de Plata de tres Sacramentinas no videntes
En la fiesta de la Natividad de la Virgen María, el obispo diocesano, monseñor Jorge Lugones SJ, presidió esta tarde una misa por el “Día de la vida consagrada”.
- 08 Septiembre 2019
- 1818 visitantes
- 08 Septiembre 2019
- 1818 visitantes
En la fiesta de la Natividad de la Virgen María, el obispo diocesano, monseñor Jorge Lugones SJ, presidió esta tarde una misa por el “Día de la vida consagrada”.
En el santuario San Luis Orione, en Claypole, religiosas, religiosos y laicos de especial consagración se congregaron para “compartir la Eucaristía dominical y rezar juntos por el don de la vida consagrada”.
La misa también conmemoró los 25 años de vida consagrada de tres Sacramentinas no videntes, las hermanas María Antonia, Margarita y Virginia, que viven en el interior del cottolengo Don Orione.
Misa por el Día de la Vida Consagrada
En su homilía, el obispo agradeció “la vida consagrada en la diócesis”, destacando “el llamado del Señor, un don, una gracia, que nos invita a consagrarnos” y llamando a renovar la “alegría de la consagración”.
En relación al evangelio del día (Lc. 14, 25-33), subrayó el párrafo “(…) si alguno viene a mí y no pospone a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y a sus hermanas, e incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío. Quien no carga con su cruz y viene en pos de mí, no puede ser discípulo mío”. En este sentido, monseñor Lugones valoró la labor de las religiosas y religiosos, a la vez que invitó a rezar por los que “siguen al Señor en la cruz de la enfermedad, del sufrimiento”.
“Que la Virgen María nos ayude al discernimiento; asi como ella estuvo atenta en las bodas de Caná y solo refirió `hagan todo lo que él les diga´, confiemos en el Señor y abramos el corazón para despojarnos de nosotros mismos por el bien de nuestro pueblo”, señaló.
Postales de la renovación de los votos religiosos de tres Sacramentinas
Reconoció además a las tres Sacramentinas por su “entrega de tantos años” y “por la adoración al Señor en la Eucaristía, carisma que nos ayuda a trascender y enriquece la Iglesia”.
Las hermanas María Antonia, Margarita y Virginia, en ocasión de las Bodas de Plata de su consagración, renovaron sus votos religiosos delante de toda la comunidad y al final, acompañadas por el obispo, se presentaron ante la imagen de la Virgen María para renovar el “ofrecimiento de sus vidas”.
Las Hermanas Sacramentinas no Videntes son una comunidad de religiosas ciegas consagradas a la Adoración Perpetua del Santísimo Sacramento, y además son una rama de las Pequeñas Hermanas Misioneras de la Caridad, congregación fundada por San Luis Orione.
Seguinos en Ig.